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Envejecimiento y deterioro de huesos y músculos

A medida que el cuerpo envejece, los músculos pierden fuerza y masa. Por un lado, los huesos pierden densidad, sufren descalcificación y desmineralización. A su vez, el cambio en la composición de los tejidos de los músculos ocasionan la disminución de su masa. El envejecimiento y deterioro de huesos y músculos es, finalmente, un proceso natural. Como resultado de ello, es común que los adultos mayores experimenten debilidad y dolor. Así como problemas relacionados con los huesos, músculos y articulaciones. Esta pérdida de densidad ósea y la pérdida de músculo, vuelven más propensas a las personas mayores a sufrir caídas, fracturas y enfermedades.

Como todos los sistemas corporales, el sistema musculoesquelético se beneficia del ejercicio moderado. Por esta razón, mantenerse activo en la mediana y tercera edad ayuda a conservar la fuerza muscular y la densidad ósea  por más tiempo. Alrededor de los 30 años, la densidad de los huesos y la masa muscular comienzan a disminuir.

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Envejecimiento y deterioro de huesos y músculos: adulto mayor con dificultad para subir escaleras

La pérdida de músculo y la pérdida de densidad ósea puede dificultar la vida diaria del adulto mayor

Los músculos esqueléticos son aquellos que están unidos al esqueleto. Estos permiten, entre otras cosas, el movimiento corporal y mantener la postura. También, al contraerse, ayudan a las venas a regresar la sangre al corazón y generan calor. Este calor ayuda a mantener la temperatura corporal. Por otro lado, los huesos sostienen el cuerpo, protegen las zonas vulnerables y permiten el movimiento a través de un sistema de palancas y articulaciones. Los huesos también almacenan grasas y minerales. La columna vertebral protege la médula ósea, quien es la responsable de la producción de células sanguíneas.

El deterioro de huesos y músculos es un fenómeno progresivo. En este artículo exploramos algunos cambios relacionados con la edad que ocurren en los músculos y huesos.

Sarcopenia: pérdida de músculo durante el envejecimiento

La pérdida de fuerza en el adulto mayor se debe a los cambios anatómicos y fisiológicos en los músculos esqueléticos. Algunos de estos cambios son los siguientes:

  • Reducción de la síntesis de proteínas
  • Reducción del tamaño y la cantidad de fibras musculares, particularmente en las extremidades inferiores
  • Disminución en el número de células capsulares o satélites
  • Reducción del crecimiento muscular
  • Reducción de la capacidad de los músculos para repararse a sí mismos
  • Reemplazo de fibras musculares activas por tejido fibroso no contráctil rico en colágeno
  • Disminución del número de neuronas motoras y deterioro de las uniones neuromusculares
  • Aumento de la deposición de grasa en el tejido muscular magro
  • Acumulación de lipofuscina (pigmento relacionado con la edad)
  • Reducción en el número de mitocondrias (aunque no todos los estudios están de acuerdo)
  • Metabolismo menos eficiente, particularmente en fibras musculares de contracción rápida
  • Reducción del flujo sanguíneo a los principales grupos musculares

Pérdida de músculo: sarcopenia, cambios y deterioro en las fibras musculares

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Con la edad, los músculos esqueléticos disminuyen en masa y por lo mismo es más fácil que se atrofien. Además, la velocidad y la fuerza de contracción se reduce. Este fenómeno, conocido como sarcopenia senil, se acompaña de una disminución de la fuerza física. La sarcopenia puede afectar la capacidad de realizar tareas cotidianas. Por ejemplo, levantarse de una silla, subir y bajar escaleras, hacer las tareas del hogar o bañarse.

La masa muscular máxima se alcanza entre los 20 y 30 años. A los 30 comienza la pérdida de músculo y la disminución es paulatina. A partir de los 60 años la pérdida de músculo debido al envejecimiento se acelera. En consecuencia, al final de la vejez las extremidades pueden perder la mayor parte del tejido muscular. Sobre todo en personas con movilidad reducida. Es importante saber que el envejecimiento y deterioro de huesos y músculos es inevitable.

Sarcopenia senil

A la pérdida considerable de tejido muscular, que a menudo se observa en la vejez, se le denomina sarcopenia senil. Esta pérdida de músculo es uno de los motivos de fragilidad en el adulto mayor. Si bien la fragilidad es multifactorial, una de los principales causas es el deterioro de huesos y músculos. Prueba de ello, es también la fatiga y la gran incidencia en accidentes. Los cuales llegan a provocar fracturas u otras lesiones de los huesos y músculos.

La pérdida de músculo implica una reducción progresiva en el soporte brindado a los huesos y articulaciones. Por lo tanto, el envejecimiento y deterioro de huesos y músculos contribuye a los cambios en la postura de las personas en edad avanzada. Por otro lado, el deterioro muscular también aumenta el riesgo de enfermedades articulares; en particular, osteoartritis.

La sarcopenia senil hace más propenso al adulto mayor a sufrir lesiones que, a su vez, tardan más en sanar. Esta recuperación lenta puede deberse a una reducción en el número de células capsulares.

Osteoporosis y pérdida de densidad ósea

Pérdida de densidad ósea y envejecimiento

Los huesos tienen dos componentes principales. El primero es un componente inorgánico llamado fosfato de calcio (hidroxiapatita). Mientras que el segundo es un componente orgánico denominado colágeno tipo 1.

Los cristales de fosfato de calcio forman la matriz ósea y le dan rigidez a los huesos. En algún sentido, el esqueleto funciona como un depósito de calcio. Es decir, almacena alrededor del 99% de todo el calcio en el cuerpo. Si el nivel de calcio o de vitamina D disminuye, esto conlleva a la pérdida de densidad ósea. De esta manera, aumenta la predisposición a fracturas y otras condiciones como osteoporosis. La vitamina D es esencial para la absorción de calcio. En adultos mayores, dado que el intestino absorbe menos calcio, los niveles de vitamina D tienden a disminuir. Como consecuencia, los huesos sufren una pérdida significativa de densidad ósea.

Por otro lado, el colágeno proporciona un anclaje para los cristales de fosfato de calcio, para unir el hueso y evitar fracturas. Algunas personas tienen genes que conducen a la producción defectuosa de colágeno, lo que resulta en osteogénesis imperfecta. A esta condición también se le conoce como huesos de cristal.

Al igual que el músculo, el hueso es un tejido dinámico que se deposita y descompone continuamente. Este estado de flujo está mediado por los dos tipos principales de células óseas: osteoblastos y osteoclastos.

Osteoblastos, osteoclastos y densidad ósea

Los osteoblastos son células que sintetizan la matriz ósea y están involucradas en el desarrollo y crecimiento de los huesos. Por otro lado, los osteoclastos son células remodeladoras del hueso que liberan calcio iónico en la sangre.

En adultos jóvenes con movilidad normal, los osteoblastos y osteoclastos funcionan a una velocidad similar y la densidad ósea se mantiene.  Sin embargo, la inactividad conduce a una disminución en la función de los osteoblastos, lo cual resulta en pérdida de densidad ósea. La pérdida de músculo debido al envejecimiento contribuye a la reducción de la carga en los huesos. Por lo tanto, es esencial que los adultos mayores se mantengan tan móviles y activos como les sea posible.

Un estilo de vida inactivo, es decir, ser una persona sedentaria y no realizar actividad física, puede acelerar el deterioro de los huesos. En resumen, la pérdida de densidad ósea ocurre por una serie de razones que incluyen la pérdida de calcio y otros minerales y los cambios hormonales. En el caso de las mujeres, a partir de la menopausia se intensifica la pérdida de minerales del tejido óseo. En los hombres, la disminución gradual de las hormonas sexuales también conduce al desarrollo de osteoporosis, aunque a menudo es posterior y también, menos frecuente.

Osteopenia y osteoporosis

Los huesos tienen la capacidad de repararse a sí mismos. Como otras células del cuerpo, los tejidos óseos se regeneran de manera constante a lo largo de nuestra vida. A esto se le llama resorción ósea. Unas células se rompen y otras se encargan de construir hueso nuevo. 

El término ‘osteoporosis’ significa huesos porosos. La osteoporosis es el trastorno más común de pérdida de densidad ósea. Los huesos tienen un exterior duro y una estructura en forma de panal. Cuando un hueso presenta osteoporosis, los pilares que forman este panal se comienzan a hacer más finos. Por ende, más frágiles y con más probabilidad de rotura.

La osteopenia se refiere al mismo problema pero en menor escala. Cuando la densidad ósea es más baja que la densidad máxima normal, pero no tan baja como para ser osteoporosis, se clasifica como osteopenia. Sin embargo, se considera que, si no se atiende, es la antesala de la osteoporosis. 

No existe un tratamiento que cure o revierta esta condición de los huesos. Además, la osteopenia no manifiesta síntomas. No se percibe ningún dolor cuando el hueso se va adelgazando. Sino que, después, el dolor viene cuando éstos ya se lastiman. Por este motivo es gran importancia realizarse una densitometría ósea para conocer el estado de los huesos. 

El tratamiento en el caso de la osteopenia es básicamente evitar el avance hasta llegar a la osteoporosis. Para esto, es esencial asegurarse de tomar las cantidades suficientes de calcio y vitamina D. Otro tratamiento suele ser el uso de bifosfonatos. Entre los más comunes se encuentran el ácido alendrónico, el ácido risedrónico y el ácido ibandrónico. Lo que estos hacen es ralentizar las células que rompen el hueso. De esta manera, las otras células que fabrican el hueso, pueden trabajar de manera más efectiva.

Envejecimiento y prevención de lesiones del sistema musculoesquelético

La fractura de la cadera es una de las más comunes en el adulto mayor

Trauma de cadera: fractura de la cabeza femoral

Se estima que, en los próximos 10 años, el número de personas mayores de 65 años aumentará a un ritmo casi cuatro veces mayor que el de la población joven. A medida que aumenta la población de la tercera edad, se incrementan también las enfermedades y problemas relacionados con el envejecimiento.

Uno de los problemas y lesiones más comunes en la población de la tercera edad son las fracturas. Las fracturas en el adulto mayor están a menudo relacionadas con la osteoporosis. En particular, las fracturas vertebrales y las fracturas de cadera se asocian a una morbilidad y mortalidad significativas. Algunas estadísticas señalan que aproximadamente el 40% de los pacientes con fractura de cadera requerirá atención domiciliaria y el 20% no volverá a caminar.

Entender estos aspectos del envejecimiento y deterioro de huesos y músculos es importante. El conocimiento permite tomar medidas para mantener un espíritu joven y una vida independiente. También es recomendable procurar una dieta balanceada y un programa de ejercicio regular. Ya que esto puede ayudar a retrasar la aparición o el avance de estos procesos relacionados con la edad. Además, mantener saludables los huesos, articulaciones y músculos evita lesiones y complicaciones ortopédicas posteriores.

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Fuentes de consulta:

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