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¿Qué es una artroscopia?
La artroscopia de rodilla es una técnica quirúrgica que ayuda a diagnosticar y tratar problemas de esta articulación. Durante el proceso, el cirujano hará una pequeña incisión e insertará una pequeña cámara (artroscopio) en la rodilla. Esto le permite observar el interior de la articulación en una pantalla y descubrir si existe un problema con la rodilla. Si es necesario, lo puede corregir usando pequeños instrumentos a través del artroscopio.
Como paciente, es importante saber que una artroscopia puede resolver un problema que está avanzando. Esta intervención y los cuidados (cambio de hábitos) necesarios pueden evitar complicaciones mayores.
La artroscopia diagnostica problemas de rodilla severos, como desgarros, una mala alineación de la rótula o daños en los ligamentos. Muchos de estos problemas pueden tratarse por este mismo medio. Existen riesgos limitados en el procedimiento y el pronóstico es positivo para la mayoría de los pacientes. La recuperación dependerá de la severidad del problema y la complejidad del procedimiento requerido.
El especialista puede recomendar una artroscopia si existe dolor de rodilla. Esto ayuda a diagnosticar la condición que lo está causando. En cualquier caso, es una forma útil de confirmar la fuente de dolor y definir el tratamiento.
La artroscopia de rodilla puede diagnosticar y tratar las siguientes lesiones:
- Desgarro de ligamento cruzado (anterior o posterior)
- Desgarro de menisco (el cartílago que está entre los huesos de la rodilla)
- Dislocación de la rótula (patela)
- Desgarro de cartílago y fragmentos del mismo sueltos en la articulación
- Quiste de rodilla (suena peor de lo que es)
- Fracturas de alguno de los huesos
- Inflamación de la membrana sinovial (revestimiento de la articulación)
Riesgos de la artroscopia de rodilla
Aunque esta cirugía es bastante segura, existen riesgos que debe tomarse en cuenta. La mayoría son de fácil manejo y no representan una preocupación mayor.
- Sangrado excesivo durante el procedimiento
- Infección en el lugar de la cirugía
- Problemas para respirar provocados por la anestesia
- Reacción alérgica a la anestesia u otros medicamentos administrados durante la cirugía
- Formación de un coágulo de sangre en la pierna
- Rigidez en la rodilla
Recuperación
La artroscopía de rodilla es considerada un cirugía de mínima invasión. Para la mayoría de las personas, el procedimiento toma menos de una hora. Incluso, el paciente puede irse a su casa el mismo día. Es recomendable usar fomentos de hielo sobre la rodilla para reducir la hinchazón y el dolor, así como un apósito.
En casa, es importante tener a alguien que nos pueda ayudar por lo menos el primer día. Hay que mantener la pierna elevada y usar fomentos de hielo uno o dos días. También será necesario cambiar el apósito. El cirujano recomendará cada cuándo realizar este cambio. Es recomendable tener consultas de seguimiento con el cirujano unos días después de la cirugía.
El médico recomendará una rutina de ejercicio que ayudará a recuperar la movilidad poco a poco. Con la ayuda de un fisioterapeuta, se podrá continuar la recuperación hasta poder usar la rodilla normalmente. Los ejercicios son necesarios para restaurar el movimiento y fuerza en los músculos. Con los cuidados necesarios, la recuperación con frecuencia es muy satisfactoria.
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Fuentes de consulta:
Ellis, Mary Ellin. (2017). Knee Arthroscopy. 2017, de Healthline Sitio web: https://www.healthline.com/health/knee-arthroscopy#recovery6